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#BitcoinPizzaDay. ¿Cuál es el valor de Bitcoin?

  • Foto del escritor: Dra. Sandra Garín
    Dra. Sandra Garín
  • 22 may 2022
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 26 may 2022

El 22 de mayo se celebra el #BitcoinPizzaDay porque un día como hoy pero de 2010, Laszlo Hanyecz pagó dos pizzas que valían USD 25 con 10.000 Bitcoins (BTC), siendo la primera vez que Bitcoin fue usado como si fuera un medio de pago. El acuerdo se hizo a través de un foro de forma previa, donde Laszlo publicó la oferta el 18 de mayo y la transacción se efectuó el 22 de mayo.



Si bien esa fue la primera vez que se realizó el intercambio de BTC por un bien de consumo, no fue la primera transacción. La primera transacción con BTC se realizó el 12 octubre de 2009 (diez meses luego de la publicación del software) cuando una agencia de cambio llamada New Liberty Standard vendió 5.050 BTC por USD 5,02, al precio de USD 1 por 1.006 BTC, registrando la primera compra de BTC con dinero. En esa oportunidad, el costo se calculó a través de la medición del valor de la energía eléctrica que se necesitó para producir un BTC (Saifedean, The Bitcoin Standard, Cap. 8).

Por lo que este día nos trae el pretexto perfecto para hablar de un tema que está en boca de todos hoy: ¿Por qué Bitcoin tiene valor? ¿A qué se debe la volatilidad de su precio? ¿Es un activo financiero de inversión? ¿Es especulativo? ¿Es dinero? ¿Es dinero electrónico? ¿Cuánto vale un Bitcoin?

Todas estas preguntas parecen no tener una respuesta clara cuando recién se ingresa a este mundo, sin embargo, con el tiempo se es capaz de comprender que no es tan difícil de abordar.


La gran variedad de usos y de modelos desplegados sobre la primera aplicación tecnológica que fue BTC han traído una gran cantidad de narrativas asociadas. En general, cuando se toca el tema se trata de evadir los aspectos técnicos, en una especie de sacrificio en favor del mejor entendimiento para el común de la gente, pero que impide abordar el tema en profundidad. Por su parte, BTC en sí mismo trae consigo muchas metáforas que no ayudan a un correcto entendimiento de qué es efectivamente... ¿es una moneda? ¿lo guardo en un monedero?


La respuesta es NO. No es una moneda ni se guarda en un monedero. Lo que se hizo con Bitcoin fue construir una red tecnológica que permite a los usuarios hacer directamente transacciones digitales. Por lo que, si yo tengo BTC, lo que tengo es la posibilidad de hacer transacciones digitales de forma totalmente autónoma, sin depender de nadie, salvo de quienes sostienen la red. Entendiendo por transacción digital, el envío de datos de forma definitiva, esto es, sin poder enviar el mismo dato varias veces así como se hace con las fotos, .pdf, etc.

En consecuencia, si tengo BTC en mi billetera, tengo tecnología. Entendido esto, el resto de los problemas disminuyen o desaparecen. Todos estamos acostumbrados a usar tecnología, sabemos que tiene un valor y un precio que debemos pagar para tenerla, tenemos nociones más o menos acotadas de lo que nos permite hacer esa tecnología, etc. Desde una persona que compra un smart phone, una app en la store para poder escuchar música, jugar un juego, etc., hasta una empresa que adquiere servidores o contrata espacio en la nube; todos saben qué utilidad le reporta esa tecnología, que valor o status le proporciona y si está dispuesto a pagar el precio que el proveedor pide por ella.


Ahora bien ¿cuál es la utilidad que reporta BTC? Es decir, ¿para qué sirve? Tal como lo explica el autor del paper, Satoshi Nakamoto, la utilidad de Bitcoin consiste en la posibilidad de poder implementar un sistema de pago electrónico entre pares con completa independencia de terceros de confianza.


¿Por qué para alguien puede tener utilidad o valor contar con un sistema para realizar pagos entre pares con completa independencia de terceros? Eso lo dictará la realidad de cada uno, cuestión explicada extensamente por la microeconomía a través del concepto de "utilidad marginal". La utilidad que nos reportan determinados bienes depende mucho de nuestra realidad y esa utilidad marginal sirve, junto con otros factores, para que los involucrados fijen un determinado precio.

Es así que en una sociedad y en un tiempo donde los medios de intercambio digitales no están ampliamente disponibles o se carece de confianza en los terceros que deberían ser de confianza, esta tecnología aporta una gran utilidad. Por el contrario, cuando existen medios de pago ampliamente difundidos y un sistema de pagos digital sólido y confiable, esta utilidad decrece.


De esta forma, tener Bitcoin es parecido a tener espacio en la nube: lo pago porque pienso que luego lo voy a poder usar y, es por eso, que en la mayoría de las jurisdicciones detenta el status de bien intangible con determinada utilidad, es decir, lo que se conoce como un commodity digital.


Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con los precios variables, la especulación, la volatilidad, etc.? Simplemente, el contacto con el elemento humano.

Bitcoin no tiene algo así como una cotización o precio oficial, porque no hay un único proveedor de esta tecnología. Los proveedores son todos los nodos distribuidos a lo largo y ancho del mundo que aportan sus recursos para sostener la red. Lo que se publica por parte de determinadas empresas es el resultado del precio establecido por la oferta y demanda en determinado momento y en determinado mercado. No obstante, eso no obliga a los individuos, quienes pueden poner el precio que les convenga, así como para Laszlo Hanyecz en su momento 10.000 BTC por dos pizzas fue un intercambio justo.


Ahora bien, que de ello se hayan derivado modelos de negocio de inversión indirecta, es decir, básicamente, apuestas para especular con su valor, no es propio de Bitcoin. Eso es lo que los humanos hacemos con cada cosa que aparece y lo hemos hecho desde siempre. Esto es fundamental a la hora de invertir en Bitcoin puesto que permite entender los factores que influyen en la posibilidad (o imposibilidad) de predecir sus variaciones.

En cuanto a si Bitcoin puede llegar o no a ser considerado dinero, eso es un tema antropológico complejo. Ni siquiera es un problema económico, porque el dinero existe desde mucho antes de que la Economía se convirtiera en disciplina. El dinero, así como el alfabeto, el libro, etc., fueron en su momento tecnologías revolucionarias, que han experimentado infinidad de updates desde sus orígenes en la antigua Mesopotamia, Egipto y Babilonia hasta ahora. Estos updates no se han aplicado de forma pareja en todos los territorios, sociedades y tiempos.


Si bien hoy podemos pensar que tenemos un grado tan alto de globalización que ahora sí se dan cambios al mismo tiempo en todos lados, las realidades distintas persisten y, en consecuencia, los cambios se dan en distintos tiempos y en distinta medida. Esto, en parte, es la razón por la que no hay que copiar regulación extranjera sin un análisis local serio.


Las tecnologías se fueron sucediendo en el sistema de pagos, por ejemplo, cuando se sustituyó la metodología de acuñar moneda por las notas bancarias. En ese momento, el sistema de notas bancarias se desarrolló rápidamente en China debido a su limitado y defectuoso sistema para acuñar moneda, siendo la nota bancaria un mejor sistema y más eficiente en aquel entonces. Sin embargo, aquellos imperios que ya tenían avanzado su sistema para acuñar moneda tuvieron problemas prácticos para adoptar la nota bancaria: “un ejemplo histórico clásico de que el buen dinero es enemigo del mejor” (Davies, A history of Money, Cap. 2).


Del mismo modo, incluso en el mundo "globalizado" de hoy, muchas sociedades tienen sistemas de pagos digitales altamente eficientes y revestidos de confianza en sus proveedores extensamente regulados, lo que, ciertamente provoca menor necesidad y mayor lentitud en los niveles de adopción de nueva tecnología en determinadas sociedades; mientras que en otras sociedades como El Salvador (que consagró a Bitcoin oficialmente como moneda de curso legal) o incluso para las personas rehenes del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania de los últimos meses, el sistema iniciado e implementado por Satoshi Nakamoto se presentó como una solución tecnológica adecuada para transacciones en tales circunstancias.


En cuanto a la posibilidad de que los Estados adopten Bitcoin como moneda aún cuando esta tecnología no está bajo su órbita de control o respaldo, hay que recordar que tener una moneda propia no es un requisito indispensable para ser un Estado. De hecho, existen muchos Estados soberanos e independientes que usan moneda de otros y lo mismo podría ocurrir con Bitcoin. Incluso, en países más avanzados y gracias el principio de neutralidad tecnológica, la implementación de soluciones de pago, remesas, etc., sobre la tecnología iniciada por Bitcoin, está dejando de tener limitaciones.


Finalmente, lo dicho hasta aquí respecto de Bitcoin no resulta trasladable en su totalidad a otros proyectos implementados con este tipo de tecnología como las demás "cryptomonedas" más o menos conocidas, NFT, Tokenización de proyectos, y demás aplicaciones de blockchain... En estos proyectos, en cambio, el valor y la utilidad que reportan para sus usuarios y por lo tanto su precio en el mercado financiero, pueden y van a jugar de otra forma; sobre ellos profundizaremos en próximos artículos.


Mientras tanto, para consultas y/o asesoramiento sobre estos temas, contáctanos a consultas@forti-forti.com.ar


Sandra Garín, la autora de este artículo, es partner de Forti & Forti en el área de Tecnología aplicada al Derecho y las Finanzas. Sandra es uruguaya, abogada egresada de la Universidad de la República (UdelaR) en 2013, especializada en Derecho Procesal y formada en tecnologías emergentes como TICs, Internet of Things y Blockchain. Asesora de proyectos tecnológicos desde 2018, entre ellos PowerLedgers, ZeppelinLabs, Cryptala, Ephere, entre otros.

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